Luzzara y el fotógrafo antropólogo. Paul Strand (III)

En 1953, Paul Strand le comentó a Cesare Zavattini que tenía la intención de fotografiar un pueblo italiano que reuniera las particularidades y el espíritu de las gentes italianas. Cesare le confesó que el lugar ideal era Luzzara, el pueblo donde nació, en el valle del Pó.

Italia, 1953. Posguerra. Campesinos. Camisas negras. Hambre. Bicicletas. Tierra. Labor. Caminos. Arroz. Es como si estuviéramos en una novela de Miguel Délibes o Julio Llamazares. Algo cercano, aunque en otra península. Carácter latino. Mucho más cerca de lo que pensamos.

un paese libro (II)

-«Nunca quise casarme con un granjero porque no quería ser una esclava de la tierra hasta el día de mi muerte. Mi único placer es bailar (….)»

Lo maravilloso de no saber nada y querer conocer es que, a cada paso que das, todo es un descubrimiento. Es como avistar tierra desde mar adentro. Y no una tierra cualquiera, sino tierra prometida. La de los preciados metales. Empezar caminando la senda y ver los hielos de la cumbre a lo lejos.

Paul visitó Luzzara en dos ocasiones, una en primavera y otra en otoño, pasando en total algo más de tres meses conviviendo en el mismo pueblo con todos sus habitantes. Y eso se nota. Es como estar en mitad de una película coral, en la que los protagonistas se van sucediendo y nos cuentan un poco de sus vidas, sus ilusiones o problemas, los anhelos o sus comidas favoritas. Nos hablan mirándonos a los ojos, sin apartar la vista, mientras nos dicen lo que les gusta hacer los domingos por la mañana, como perdieron a sus seres queridos en la guerra o lo difícil que es vivir toda una vida atada a la tierra.

un paese libro (I)

-«Nunca aprendí a montar en bicicleta. Mi comida favorita son los ravioli, pero solo si los hago yo misma, porque sé lo que llevan»-
En los libros de historia de la fotografía, cuando hablan de Paul Strand, hablan de la fotografía directa (straight photography). Y esto debe ser la fotografía directa. Una fotografía al nivel de lo fotografiado, a la altura de los ojos. Sincera, honesta, sin artificiosidad. Antropológicamente, una visión emic de la fotografía. Contar la historia de todo un lugar, al lado de sus habitantes. Acercarse. Mirar. Hablar. Tocar. Sentir. Hacer que otros sientan lo que tu has visto, oído, sentido.
No entiendo porque a esto no se le puede llamar fotografía social (antropológica) sin que te cuelguen por ello. Y más si cabe con los textos de Cesare Zavattini, que recoge los testimonios de los protagonistas. Un auténtico trabajo antropólogico.
un paese libro (III)
Poco más que decir. Un clásico de la fotografía que nos acerca a un lugar común y cercano. Presente en la memoria y recogido para la historia.

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