Dicen las malas lenguas sobre Diane Arbus que solo retrataba a seres marginales. Así, retrataba a los que nadie quería ver en las portadas de los diarios, como parias, freakis que habitaban los circos ambulantes y a otros fenómenos anormales de la sociedad urbanita de la gran manzana estadounidense.
Es probable que, de un primer vistazo a su obra, podamos extraer esa conclusión. Puede que fuera una fotógrafa de lo anormal y, también, de lo extraño, lo extravagante y lo raro. Es más, ¡esa es la versión oficial!

Las fotografías de Diane Arbus
Pero a poco que vayamos observando estas fotografías con tranquilidad y que las vayamos despojando de ese primer vistazo en el que solo nos quedamos con lo grotesco, llamativo, anécdota y particular de lo que aparece en ese mágico recuadro. Si rascamos la superficie de la foto, ¡algo se revela!

Había estudiado con Alexey Brodovitch y Lisette Model y sabía perfectamente lo que hacía. De hecho, había tomado la senda que 50 años antes había abierto August Sander. Un camino hacia la verdad y a la búsqueda de una sinceridad tremenda. Tenía un respeto tan arriesgado que hizo tambalear a los más conservadores instalados en el stablishment fotográfico de aquellos años 60 y 70.

Sus fotos puede que no gustaran en su momento, pero ahora reconocemos su impronta en fotógrafos tan cercanos y tan callejeros como Luis Baylon y Alberto Garcia Alix.



Para terminar os dejo con una de sus frases que mejor explica su visión de la vida.
“Esto es lo que amo: diferenciación, singularidad de todas las cosas y importancia de la vida” – Diane Arbus, Revelations
Y volvemos a lo de siempre. Fotografia lo que eres.
Descúbrela en el Curso Medio de Fotografía de La Cámara Roja.
Salud, ánimo y cariño.